Dios entiende... o una conveniente interpretaciòn...JUEGE

“Entrando Jesús en Cafarnaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi amante está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.

Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.

Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi amante sanará […].

Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho.

Y su amante fue sanado en aquella misma hora”.

(Mt 8, 5-7.13)

Más de uno acaso se sorprenderá. Los evangelios fueron escritos en griego. En esta lengua, la palabra utilizada por Mateo es pais, que puede tener tres significados: amante, hijo y criado.

La traducción coherente de pais en los versículos reproducidos anteriormente no puede ser otra sino “amante” (variantes: “novio”, “pareja”, etc).

Esta curación milagrosa del amante del oficial romano aparece también en los evangelios de San Lucas -que presenta al hombre como un criado- y de San Juan, que le llama hijo del centurión. Sin embargo es más antigua –y, por tanto, genuina- la versión de Mateo.

Por otro lado, no era costumbre que los oficiales romanos vivieran con sus familias (esposa e hijos), ni siquiera tras licenciarse del servicio, pero sí con sus amantes, como en el caso que nos ocupa. El individuo, pues, que nos presenta Mateo no era hijo del centurión (para ello, Juan utiliza expresamente la voz griega huios); tampoco su criado, o siervo (en griego doulos ); pues apañados eran los romanos para profesar –y mostrar públicamente- semejante cariño a un criado.

Jesús no sana al hijo ni al criado, sino al amante del oficial.

Estando tan claro esto que se convierte, sin ambigüedad alguna, en un hecho evidente, cabe preguntarse por qué algunas iglesias cristianas, más concretamente algunos pastores de las mismas vienen empecinándose en posturas homofóbicas absolutamente impropias de discípulos de Jesucristo, y aun de personas inteligentes.

A la luz de este dato evangélico, la homofobia se revela como pecado, enfermedad, muestra de mala voluntad y fallo de la inteligencia.

Es tan distinto Cristo de sus presuntos representantes…